Pregunta


<<¿A dónde fuiste hoy?>>
<<A las montañas, quería saber cómo era el aire>>
<<¿Por qué? ¿Acaso el aire no es el rostro de las personas?>>
<<No, aun no, es la mitad de mi momento>>

El fin de la parábola acababa de fundirse con el viento.

<<¡Deja las gaviotas!>> gritó el viento <<¿no ves que ha amanecido ya? Deja el universo vida, déjalo seguir expandiendo sus huesos, que llegue más alto. Déjalo viajar, yo soy solo viento, yo solo armo barreras de corales y esteros, yo solo grito y escucho, a mí nadie me deja ser viento>>

Ella volvió a callar y escuchó al astro:

<<Déjala viento, déjala ser astro>>
<<Pero es que yo no quiero ser astro>> dijo ella <<yo quiero ser momento eterno>> 
<<¿Por qué?>> preguntó el viento
<<¿Por qué?>> prosiguió el astro
<<Porque si soy viento, me llevan tus manos tan cerca del cielo que tocarlo es un segundo, un vano momento inmenso, que se deshace, se hace agua en poco tiempo. Si soy astro, soy brillo, luz que emana de mi cuerpo, que hace de luz el aire, de luz el tiempo, de luz aquello, pero solo luz, y se apaga con el pasar del tiempo. Pero si soy momento, el momento se expande, es hoy momento, es mañana momento, es instante que sucede, que pasó, pero vuelve, porque es instante eterno. Quiero ser esa porción de momento que el poder de un viento, la luz de un astro, lo haga ser constante en el transcurso de milenios.>>
<<¿Por qué?>> preguntó, al fin, el sabio, un hombre que observaba a lo lejos, y asistía a todo aquello como un mapa dentro de su infinito universo.
<<Por que el amor es todo lo que salva>> contestó ella
<<¿A quién amas?>> preguntó el sabio
<<Al hombre que me espera>>
<<¿Y quién es él?>> insistió el sabio
<<El hombre que está detrás de las montañas>>
<<¿Aquel hombre que observa?>>
<<Si, aquel que está entrando en mi universo, aunque esté más lejos que las mismas palabras del diccionario del alma>>
<<Tu amor es más grande que todo. Tu amor es gota de rocío en la nieve, es árbol de pinos en los cielos, es bosque del sueño que creas; toca el aire, siente que está vivo. Tu amor conquista estrellas, las inunda de universo, hace que el hombre te ame más de lo que está escrito. Tu amor pintó sus manos, el esta entero en tu palabra, está escrito en el papel de tus labios, se escribió de lleno en tu alma. Ese hombre está llorando, porque no sabe que decirle a tus ojos, porque se olvidó las palabras y no sabe inventarlas, porque en su mundo tu universo es tan chico, que el amor que le vas dando lo hace ínfimo y pequeño; se olvida de las cosas que quiere decirte, se olvida en el silencio, se queda sin letras para las frases, te ama tanto que no vive sin el tacto de tu voz en su aire>>

Se quedó callada un momento, observando un poco más las montañas. Luego, caminó el ancho sendero, y subió las laderas. En el final de su viaje, encontró a aquel hombre que observaba desde hace tiempo.

<<¿Qué mirabas?>> preguntó ella
<<Miraba muchas cosas>> le contestó él
<<¿Dime cuales son?>> insistió ella
<<Para hacerlas todas una: miraba la luz de tu mirada>>

En ese instante, sus ojos se llenaron de lágrimas y comprendió lo que decía el sabio: la persona que la amaba, simplificaba todas las frases, porque el amor que le tenía era tan inmenso, que no le alcanzaban las palabras.

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