Roma
Contemplaba un ramo de flores. El amor que sentía iluminaba su rostro. Se encontraban en Roma, cuna de su historia personal, para celebrar su aniversario. Caminaban por las calles, asombrándose, buscándose, recordando cada momento vivido. Una llama eterna inextinguible, elementos de trascendencia, flor de un ramo amor libre y verdadero. Roma de los días del amor que un ramo cobra en sus espacios. Roma amor del extenso ramo de las avenidas. Roma ocaso tiempo, de un mundo donde amar y amor no se comprenden, cursilerías de un tiempo presente, ecos de un momento donde amar evita escribirse. Caminaron de la mano varios metros, varias aguas, varios grises. Caminaron contemplando el ramo, evitando la sonrisa, agravando el contraste donde beso y amor se ignoran; esperando el comienzo, soslayando el después. Se encontraron nuevamente en Roma, donde tiempo atrás se besaron, donde el futuro deparó ocaso. Se encontraron besándose nuevamente entre la gente, buscando el secreto que un amor ramo no tiene, ni mora, acariciando Roma, donde sus almas se unen y se tocan.
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