Microteatro
La luz de la penumbra se agota, y la habitación es un caos de silencio y agonías. La pérdida herrumbra la ausencia, y el desgaste se vuelve más congruente. Comienzo a darme cuenta de que olvido el ayer, y la intemperie es cada vez más frecuente. El olvido subyace al pergamino de la psiquis, mientras busco convencerme del dolor. La luz de la sala se apaga, para demostrar que hemos llegado al limbo, y el ángel del pecado aparece para hablarme. El público no dice nada, y la luz es efímera.
<<Hablemos de tu vida, del dolor causado>> me dice mientras se escucha la pena de las almas heridas, que buscan su consuelo.
<<Evítame, aún no es tiempo>> contesto mientras siento la necesidad de salvarme en este caos
La luz se apaga completamente, y continuamos hablando. El público aplaude y comienza el tercer y último acto. En ese instante, la visión se nubla, suena un ruido aterrador y todo se desmorona. Abro los ojos y apago el despertador, es tiempo de escribirlo todo y salir al microteatro, a ensayar otra obra.

Comentarios
Publicar un comentario