Alpinismo


<<No es tarde para practicar alpinismo>> pensó, y continuó la travesía sin pensar a donde iría. Tailandia era algo lejano tal vez; quizá Sri Lanka, quizá Dakar. Cualquier lugar estaría bien para practicar, a pesar de que en algunos sitios no hubiera montañas. Después de tanto viajar y tanto aprender, sintió que todo estaba al alcance de sus manos. No necesitaba cuerdas para amarrarse a las alturas, ni arneses que lo sujetaran suficiente, podía treparse sin hacerlo, venciendo el miedo, a la distancia.
Estuvo más de doce horas caminando, intentando alcanzar la cima, y su desesperación por lograr el objetivo, le hizo pensar que todo parecía en vano. Sin embargo, continuó elevándose, mientras el amplio manglar se imponía a su alrededor. Quien sabe cuánto tiempo más estuvo allí trepándose a las alturas, mientras el sol se ocultaba lentamente en el horizonte. Dejóse, entonces, atrapar por la idea de que Tailandia era lo mejor que había visto en su vida. Cerró los ojos, y recubrió su mente de aquel paisaje que tanto lo había cautivado en sus sueños y en su infancia, y circuló por su piel un aroma a té y a canela. Cuando abrió los ojos, el manglar ya no estaba más a su alrededor, y la falta de oxígeno para respirar, comenzó a nublar su mente. A pesar de eso, un resquicio de fuerza le dio impulso, y continuó escalando las breves mesetas de Dakar, hasta bien entrada la noche. A punto de llegar a la cima, cenó al abrigo de la noche, y por la mañana se elevó entre las montañas del norte de Sri Lanka. Bien entrada la tarde, divisó los Pirineos, y llegando a la segunda noche, escaló el lado este del Monte Nuevo. En tres días, alcanzaría los breves rascacielos de hielo de Tuvalu, y en dos días más, el elevado pico del Jimarashi en el Océano Índico.
Sin embargo, es probable que algunos sitios nunca hayan existido, o incluso jamás haya llegado tan lejos. A pesar de todo, el alpinismo se impregnó tanto en su piel, que ya no se apartaría de su interior. La mañana del dos de enero llegó a la cima del Everest y plantó una bandera, la de los sueños cumplidos. Debajo de sus pies, el extenso río helado comenzaba a doler sin pensarlo.

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