La edad de piedra

El primer viaje lo llevó directamente a algún punto cerca de Kakapel, en la actual Kenia; hace dos millones de años atrás, en una zona tropical con abundante vegetación. No podía precisar claramente dónde se encontraba, y más aún, le era completamente extraño comprender lo que había sucedido. No era un viaje astral, y no había sido una lectura del alma, había viajado en el tiempo, y no era la primera vez que ocurría. Se repuso, y comenzó a recorrer el lugar. A medida que avanzaba, la vegetación era más densa y le costaba caminar entre la espesa maleza que estaba a sus costados. Entre la espesa hierba, encontró un utensilio de piedra filoso, lo tomó y comenzó a cortarlas para poder avanzar. Luego de varias horas, llegó a un sitio con escasa flora, donde pudo divisar a la lejanía, una comunidad que se agrupaba alrededor de una hoguera. Mientras se acercaba miró al cielo, y ya empezaba a oscurecer. Se encontraba completamente desnudo, apenas pudo taparse con unas pieles que encontró entre las malezas. Al llegar, las personas del lugar se sorprendieron por su aspecto, no tenía nada de bello en el cuerpo, estaba rasurado completamente, y comenzaron a tocarlo creyendo que era una especie de dios que había surgido de la selva. Lo llamaron Iktuk, y ese también fue el nombre de su hijo y de su nieto. No llegó a conocer a su primer bisnieto, y vivió muy feliz en aquella tribu, durante más de cinco décadas. Jamás pensó en regresar a su tiempo, y su vida fue mucho mejor en aquella aldea. Aún hoy, aparece en varios libros de historia, con datos confusos sobre su nacimiento, y asociado quizá, a las primeras pinturas rupestres de aquel lugar.

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