El artesano


Doce claveles, contó el joven Joyuan, la mañana del tres de marzo; once claveles rojos y uno amarillo para ser exactos. Doce claveles que lo separaban del Instituto de Idiomas. Aún no comprendía bien las reglas gramaticales, ni el intrínseco laberinto de los pictogramas, pero su pulso no iba a temblar esa tarde. Todo estaba predestinado para que ocurriese, desde el conteo de los claveles, hasta la fina luz del sol de primavera, escurriéndose por la ventana de su cuarto. Todo estaba dispuesto por los astros, para que ocurriese. Por eso, no se detuvo en su andar y continuó caminando, mientras su mente aprendía la lengua que lo rodeaba. Cuando llegó al Instituto, la pluma terminó de conectar su pensamiento con el astral, y dio paso a la historia. Sus trazos más conocidos, son las líneas que recubren el granito del imponente centro de Haidian. Las letras grabadas en la piedra, pertenecen a aquel místico artesano Joyuan Xampiei que, habiendo nacido en el este del Himalaya, no podía terminar de aprender el chino mandarín, hasta aquella tarde, dónde la magia hizo la parte que faltaba, en el momento que faltaba.

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