Papúa (Capítulo 2)
¿Cuánto tiempo más para conocerla? Quizá una o dos horas más. He hablado con la mujer de la isla unos doce días, nunca me contesta en indio, nunca lo hace. Siempre comprendo su lengua, pero no logro entender porque no la recuerdo cuando despierto. He visto los cielos lunares, las esferas de luz de las noches de Bougainville, y nunca puedo recordar su nombre. Parece que todo habitara en la mente, y solo allí se queda. Por las noches, todo vuelve una vez más. Es muy extraño. He hablado con mi psicóloga una vez más, solo piensa que viajando a la isla podré aclararlo todo. Cree que todo es una invención de mi mente, que estoy obsesionado con Papúa Nueva Guinea y con encontrar un amor que resuelva todo en mi vida, se equivoca demasiado. Sin embargo, sigo yendo hasta su consultorio; hablar de todo esto me ayuda. De mis amigos, nadie cree nada de toda esta historia. Además, están muy pendientes de Nueva Delhi, y de cómo avanza la sociedad india. A nadie parece importarle nada de lo que me pasa. Y mientras tanto, sigo pensando en Jakarta, en Papúa, en los miles de viajes… otra vez me dormí. Y otra vez los ríos internos, la selva, el extenso verde. Otra vez ella, entre todas. Esta noche me miré las manos, y me sorprendí demasiado: mi piel era distinta, mi color era mucho más oscuro, y mi pelo más rizado. Me sentía muy bien así, y quería que esa noche sus manos no dejaran de abrazarme. Necesitaba preguntarle su nombre una vez más, tal vez así lo recordaría.
Comentarios
Publicar un comentario