Amazonas


En lo más profundo del Amazonas, un nativo mira el cielo. Ve lo inmenso que es el cosmos, y solo lo observa. Recuerda a sus ancestros, los dibuja lentamente en las estrellas, y llora en silencio. Llora por cada pérdida, cada suspiro y cada grito. Llora por lo que hicieron, por las enseñanzas, y por las huellas que dejaron. Le pregunta a la madre tierra por lo que vendrá, y por todo lo que traerá el porvenir, y escucha atentamente la voz del viento. Recuerda que no hace mucho, sus tierras han quedado desiertas y sombrías. Ya no hay árboles como los que hubo, ni tierras de cultivo. Llora nuevamente en silencio, y le pregunta una vez a la madre tierra. El cosmos espera, y lentamente vuelve a responder con una estrella fugaz. El nativo comprende las señales, y se queda observando, agradeciendo por todo lo que ha conseguido, y por todo lo que vendrá.

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