El invento
Condecorada con el mayor premio en su especialidad, subió al estrado. Debajo, millares de personas perdiéndose en el infinito del horizonte. Sobre ella, el cielo azul oscuro pintado de miles de puntos blancos. Los aplausos duraron tanto, que los jueces calmaron los ánimos pidiendo silencio, para que pudiera pronunciar unas palabras. Las lágrimas fueron sutiles, pero bañaron sus ojos lentamente, hasta que al fin no pudo contener el llanto de alegría y tuvo que detenerse. Los aplausos volvieron a surgir. Su mente no entendía lo que estaba viviendo, por eso, algunas palabras no fueron las adecuadas. Sin embargo, pudo describir el acto del descubrimiento, y el proceso arduo que llevó a cosechar su premio. Nadie podía comprender lo que había logrado, ni siquiera los jueces salían de su asombro. A pocos metros, señales de vídeo transmitían para todo el mundo su discurso. Quizá, el mejor de los últimos dos siglos de historia. Con su descubrimiento, había cambiado las reglas del juego, y ahora era necesario volver a aprender.

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