Manchas rojas

 

No sé porque todo tiene manchas rojas. Las veo en el sol de noviembre, en el acantilado, en los doce pasos hasta el deshielo. Todo está plagado de manchas rojas, uniformes, incontables, efímeras. Las veo después de dormir, antes de la siesta, mientras busco el vestido en el armario. Todo el tiempo hay manchas rojas. En la piel, en el cielo, en las rasgaduras, en el fuego. Veo miles y eternas manchas rojas. Nos separan esas marcas.
No he intentado regresar por el mismo camino, porque es imposible. Hay personas que jamás regresan. He pensado que la verdad, es mejor estar aquí, y avisarte cuando me escuchas, que solamente fue el fuego. No fueron tus manos ni tus labios, fue solamente el fuego.
Hubiera querido que el incendio no ocurriera, pero el edificio en llamas, lo cambió todo. Por eso estoy aquí, observándote, mientras lloras mi ausencia desde el otro lado.

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