Dos nombres

 


Dejaron un papel escrito con dos nombres sobre una mesa de madera. Tal vez hay etapas en la vida, tal vez hay recuerdos, tal vez exista una memoria. Dejaron tan solo dos nombres. Tal vez exista un después, un antes, dos nombres. Tal vez exista mirar, dejar, tomar, volver. Tal vez ya fuimos futuro, creamos un pasado y decidimos un presente, pero en otros lugares ajenos al saber, seguimos siendo instantes, versiones, palomas. Y no solo despertar, también dos nombres, estilos de pregunta, agua vuelta cúmulos de hielo, espacio donde no hay tiempo, solo el papel, solo los dos nombres, solo la textura de gramajes y el desliz de la tintura en la entramada de azúcar, y al final, ni siquiera el papel, ni los nombres, ni nosotros, solo aire, para, después de comprender, ser el flujo de segmentos, de luces brillantes, eternas entre tantas y escribir o leer o buscar o tomar ese espacio de direcciones y encontrarlas, reducirlas, evitarlas, solo verlas y no hacer nada más que dejarlas, sin sentir que existen, dejar de continuar la línea, y armar caminos sinusoidales.

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