La ciudad helada

 


En la ciudad de Qaanaaq, al noroeste de Groenlandia, viven tres yetis. El más viejo, de cara rojiza, sale solo por las tardes a buscar abrigo. El más joven, robusto y tenaz, asusta a los viajeros que van por el hielo. Al tercer yeti apenas se lo ve. Los tres ni siquiera se conocen, pero saben de la existencia del otro.
Se dice que la mañana del dos de enero, los tres yetis descienden de la ciudad helada al pueblo, para impartir la bendición del nuevo año a los pobladores. Ese día, una enorme cantidad de festejos revisten el pueblo, y más de uno, asegura haberlos visto. Entre bailes y festejos, los pobladores de Qaanaaq confirman y desmienten lo que observan, convirtiendo la realidad en una simple leyenda.
Los yetis besan la ciudad, caminan por sus calles, tocan con sus manos las casas, y al cabo de varias horas, regresan a las montañas, cada uno por separado. Al día siguiente, la nieve cubre sus huellas, y nadie recuerda lo sucedido.

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